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Viajar a Marruecos

Viaje 1994 - 9ª Etapa: Meknes / Ceuta

 


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29 Agosto 1994, Lunes.

Pese al cuidado que tuvimos a la hora de colocar las tiendas, a eso de las diez de la mañana, el sol comienza a dar sobre ellas y el calor hace que nos levantemos. Preparamos el acostumbrado desayuno a base de café con leche, zumo de fruta y galletas. Cuando por fin estamos en condiciones de hacer algo, ponemos manos a la obra y reorganizamos los coches, pasando al Terrano todo nuestro material que habían llevado José y Montse durante el viaje. Al cabo de una hora la baca del Terrano está a tope de cosas y la del Patrol prácticamente vacía. El interior de los coches no ha estado tan acaldado desde que salimos de Santander, en el nuestro hemos ganado mucho espacio, ya que salimos con cinco cajas llenas de comida y trastos de cocina y ahora todo cabe en una, el resto como son plegables, apenas abultan nada.

Abandonamos Meknes y comenzamos de nuevo con los controles de policía, concretamente ocho antes de llegar a Souk el Arba du Rharb. En Sidi Kacem nos liamos y un taxista que al parecer sabe mejor que nosotros a donde nos dirigimos, nos indica el camino correcto. Pasamos Souk el Arba y continuamos por la P-2 en dirección norte. Al atravesar Ksar El Kebir nos cruzamos con cientos de carros procedentes del macro-mercado al aire libre que está a la izquierda de la carretera y que debe de ser el más importante de la región. Un capullo en una "furgona" hace que tengamos que salirnos completamente a la cuneta para no chocar con él. Paramos en uno de esos tinglados de vendedores de cerámica que hay a cientos a lo largo de la carretera y cometo el error de quedarme junto a los coches mientras que los demás se pulen los dirhams que les quedan comprando cacharros. Digo que ha sido un error, porque hay media docena escasa de chiquillos que consiguen hacerme salir de mis casillas y perder los nervios por un momento. Llegando a Larache encontramos una cola enorme producida por otro control, que creemos está pocos metros más adelante del Hostal, a donde nosotros nos dirigimos. Nacho decide pasar de la cola y coge un camino de tierra paralelo a la carretera que nos lleva hasta el Hostal. Cuando apenas hemos recorrido la mitad de la distancia, los policías del control se ponen histéricos y comienzan a gesticular como marionetas vociferandonos toda clase de improperios en árabe, uno de ellos está tan congestionado que llegamos a temer por su salud. Nos echan una bronca tremenda y están a punto de hacernos retroceder y pasar de nuevo toda la cola. Finalmente la sangre no llega al río y nos dejan continuar, incluso detienen el tráfico para que pasemos. La cola que se ha formado en el carril contrario nos impide entrar en el Hostal, pero unos cientos de metros pasado éste, veo un letrero que indica "Restaurante Paco y Pili - Cerveza Cruzcampo" y nos detenemos para catar la anunciada "birra". Resulta ser una tomadura de pelo, ni Paco y Pili, ni Cruzcampo, ni nada de nada. Tomamos una Coca-Cola y nos da la impresión de que el camarero, si no es tonto, se lo hace.

vi94b514.jpg (4546 bytes) - Regresamos al Norte por la P-2.

Compramos pan al pasar por el centro del pueblo, y hacemos un par de paradas en las salinas, intentando fotografiar los flamencos rosa. Chuchi recoge unas muestras de sal para la colección de potingues que está haciendo, rellenando todas las botellas vacías de agua que ha recopilado durante el viaje. También nos detenemos en una cantera de tierra roja para que llene otra botella. Parece un miembro de la expedición Malaespina recogiendo muestras por todas partes. Comemos en una cuneta muy cutre, llena de hormigas, pero que al menos está resguardada del sol. Pasamos un buen rato riendonos a costa de Candela que tarda bastante en darse cuenta de que hay una rodaja de lomo pegada en el parabrisas de su coche. Después del postre revisamos los bajos de los coches por si alguien nos hubiese utilizado como "transportistas sin contrato".

Continuamos camino y vemos varios camiones volcados a lo largo de la calzada, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta lo sobrecargados que van, la paja que llevan encima abulta como tres veces más que el propio camión. Nos detenemos en el cruce de la P-37 con la P-38, a unos 60 kilómetros de Larache, para hacernos una foto junto a una de las pocas señales de ladrillo que van quedando en la carretera. Cruzamos Tetuán y un par o dos más de controles. Paramos en Fnideq para hacer un último intento por conseguirle el pañuelo a Panchi, finalmente le pillamos un pañuelo a lo Yasser Arafat, porque ni siquiera aquí conseguimos uno azul.

Llegamos a la frontera con las últimas luces del día y como siempre el trámite de los pasaportes se nos hace eterno, pasamos más de una hora atascados por culpa de la inoperancia de los funcionarios de turno. Mientras esperamos a que nos llegue el turno un jilipollas se choca contra la defensa trasera del Patrol, sin mayores consecuencias para este último. Charlo un rato con un madrileño "pasotilla" que está igual de atrapado que nosotros con otro Patrol y me comenta que han hecho una ruta muy similar a la nuestra. Lentamente vamos avanzando hasta que por fin nos visan los pasaportes y conseguimos llegar a la aduana. Tenemos suerte y no nos miran demasiado, José y Montse no tienen la misma suerte y les hacen desarmar medio coche antes de dejarlos pasar. La parte española de la frontera no presenta problemas, lo único un Guardia Civil imbécil que nos amenaza con multarnos por parar junto a un establecimiento de cambio de moneda que hay junto a la carretera. Cambiamos los dirhams que nos quedan, llenamos los depósitos y el herrican, para tener gasoil barato en parte del recorrido por la península y nos vamos derechos hacia la estación marítima.

No encontramos a nadie en la zona de embarque de vehículos nacionales, así que nos vamos hacia el embarque de magrebíes para preguntar a que hora sale el barco y por que zona debemos entrar. Nos quedamos atónitos cuando nos dicen que debido a la ausencia de vehículos a última hora de la tarde, se han suspendido todos los barcos y pese al aluvión de pasajeros que hay en este momento, no está prevista ninguna salida hasta las 7 de la mañana. Por si esto fuera poco, nos enteramos de que ya no hay camping en Ceuta, debieron cerrarlo de "cutre" que era. En un hotel tampoco nos podemos quedar, ya que no es recomendable dejar los coches cargados en la calle. Así que solamente nos queda una salida. Preguntamos a un vigilante cual es el sitio más seguro para pasar la noche en el muelle y nos indica la zona del aparcamiento que está frente a la comisaría de la Policía Nacional.

vi94b515.jpg (4552 bytes) - Nuestra improvisada "habitación" en el muelle de Ceuta.

Así que podemos decir que por primera vez somos víctimas de la operación "Paso del Estrecho". Aparcamos los coches dejando un hueco en medio, en donde montamos las mesas y las sillas, como si estuviésemos acampados en cualquier monte. Cenamos y nos tomamos unos whiskys para intentar hacer la noche más corta, hasta que a eso de las tres de la mañana, decidimos intentar dormir un rato. Las chicas duermen en los coches y nosotros echamos al suelo los sacos y nos instalamos "cómodamente" entre el Patrol, el Terrano y la Yamaha.

FIN DEL VIAJE

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